San Patricio jugaba hurling
No hay mejor forma de conocer la cultura de un país que involucrarse de
lleno en sus actividades cotidianas, su comida y, por supuesto, los deportes
que su gente ha practicado desde pequeños. A los extranjeros que me están leyendo,
si quieren conocer cómo somos los venezolanos entonces vayan a ver un juego de
pelota, y a los coterráneos que también me leen si quieren saber de buena tinta
qué hacen los irlandeses entonces vayan y disfruten de un juego de hurling y de fútbol gaélico.
El fin de semana pasado decidí vivir una experiencia bien irish como decimos los que venimos de
tierras más cálidas, y a propósito de las celebraciones en torno a San Patricio
(máximo patrono irlandés) decidí conmemorar las festividades a lo deportivo. Pese
a las bajas temperaturas que rondaban los 6º grados pero que en realidad se
trataba de 1º grado sobre cero y animada por el calor humano de mis amigos, nos
fuimos hasta el histórico estadio Croke Park
para aupar a Dublín contra Limerick en hurling y contra Tyrone
(Irlanda del Norte) en fútbol gaélico.
El frío no nos daba mucha tregua, pero allí estábamos listos para ver a los
30 hombres que en pantaloncillos cortos y sosteniendo un trozo de madera (hurley) casi como un bate y sin ninguna
protección más allá de un casco y un protector para los dientes, esperaban el
pitazo inicial para jugar. Mi primer pensamiento: Están locos! Nos costó un
poco entender de qué se trataba el juego y, sinceramente, el hurling como deporte ancestral (creado
hace casi 3 mil años) compila muchos otros como el fútbol, béisbol, cricket e
incluso tenis a mi parecer ¡Se podrán imaginar aquella mezcla!
Fueron 70 minutos de una exhibición
de destrezas, reflejos visuales, agarrones, golpes con el hurley –y las manos- y, sobre todo, velocidad. Sin duda, un deporte
que implica hacer maromas para dejar atrás a los contrarios y llegar hasta el
otro lado de la cancha para anotar uno, dos o tres puntos. A pesar de que nos
retorcíamos con cada choque de cuerpos, cada golpe en la canilla o en los
cascos, fue bastante divertido. Seguramente algún jugador habrá perdido un
diente, no lo sabemos, pero sin duda, fue una experiencia bastante original.
Al final de la jornada nos fuimos
cabizbajos porque Dublín no ganó ninguno de los dos encuentros, pero bastante
reconfortados por la experiencia vivida observando el deporte oficial de
Irlanda y entendiendo que los Irish
juegan definitivamente bien rudo. Luego les cuento cómo nos fue tratando de entender el fútbol
gaélico, porque esa es otra historia… ah! y a todos los seguidores del rugby, si
pensaban que era un deporte de valientes, traten algún día el hurling.
Aquí les dejo un video para los que quieran conocer más de este deporte!


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