Todos Somos Vinotinto
Cualquier
parecido que tenga el título de este post con la realidad política de Venezuela
es más que una coincidencia. La convulsión social que hemos vivido en este 2013
no solo ha afectado a compatriotas que se encuentran dentro del país sino también
fuera de él. Y el deporte no se libra de esto.
Aquellos que
estamos lejos de nuestra patria tenemos una manera distinta de vivir los problemas
y las alegrías derivados de la tierra que nos vio nacer. Aquí, por supuesto, no
pienso hablarles de cómo se afronta el llegar a un país que no es tuyo a
estudiar, visitar o a “buscarte la vida”, como se dice en criollo. Más bien,
quisiera compartir las cosas buenas, lo positivo, lo que nos llena de regocijo
y energía para seguir queriendo a Venezuela.
Desde que estoy
lejos de nuestra patria me he sentido con el corazón grandote, primero
siguiendo de madrugada los juegos de aquella Copa América histórica en el que
nuestra vinotinto alcanzó un cuarto lugar en 2011, luego con las actuaciones en
tierras europeas de nuestro Gustavo Dudamel, después el triunfo de Rubén
Limardo en los juegos olímpicos Londres 2012 y, por supuesto, el accionar de
todos los atletas venezolanos en el exterior (en el basquetbol, beisbol,
volibol, etc).
He llorado,
gritado, emocionado, me he peleado con los incrédulos, pero por encima de todo
me he enorgullecido de todas y cada una de las noticias positivas que escucho
indexadas a la palabra Venezuela.
El reciente
triunfo en las eliminatorias mundialistas contra Colombia me llenó doblemente
de alegría, primero porque volvía la selección de fútbol a Guayana y segundo
porque nos mantenemos en la pelea por un cupo a Brasil 2014.
Y pensar que faltan
muchas cosas por venir. Pensar que cada vez que el maestro José Antonio Abreu recibe
una condecoración, que la vinotinto mete un gol y que Miguel Cabrera la saca
del estadio se me ensancha el pecho, porque es que no puedo no sentir lo mío,
lo de todos. Lo nuestro es lo mejor, como reza la canción de Guaco, lo nuestro
se hace más fuerte cuando estamos lejos y se hace más presente cuando añoramos
tener noticias positivas de nuestro país.
A pocos días de
que todos ejerzamos nuestro derecho al voto, recordemos que no importa si
estamos cerca o lejos, lo que sí amerita importancia es que todos sufrimos y
nos alegramos cuando recordamos nuestra cultura, nuestra idiosincrasia, porque
así somos… y es que lo bonito en esta ruta deportiva es que saca lo mejor de
nosotros, porque al fin y al cabo nos cubre un solo color. Aquí, todos somos
Vinotinto.


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